jueves, 31 de marzo de 2011

La Arquitectura del Renacimiento

La arquitectura del Renacimiento


Actividades:

1. Definir: fachada, retablo, almohadillado, caja espacial, villa, planta basilical, pilastras, enjutas y podium.

2. Hacer una síntesis de investigación sobre el tema: “El palacio en la arquitectura de los siglos XV y XVI” y qué papel juegan los mecenas.

3. Buscar antecedentes de la cúpula de Brunelleschi y su importancia.


Resolución de las actividades:

1. a) Una fachada es, por extensión, cualquier paramento exterior de un edificio; aunque por lo general, cuando hablamos de fachada, nos referimos a la delantera o principal, indicándose más datos en caso contrario (fachada trasera, fachada norte, etc.). Es el aspecto o apariencia externa de una edificación, es su parte exterior. Las fachadas, además de la función estética, deben cumplir con otros requisitos: ser impermeables al agua, y aislar el interior térmica y acústicamente, siendo este aislamiento el causante del grosor de un muro de una fachada, así como la necesidad de que haya espacio para alojar el aislante y su cámara de aire. La sección tipo de una fachada convencional se compone de dos hojas: una exterior, normalmente de ladrillo, y otra interior, que puede ser de ladrillo o de otros materiales como el cartón-yeso. Entre esas dos hojas se coloca un aislante térmico, para lo que usualmente se utilizan materiales como el poliuretano, la fibra de vidrio o la lana de roca. Para evitar condensaciones intersticiales, además, se coloca en el lado caliente del aislante una barrera de vapor. Para finalizar, es necesaria una pequeña separación de uno o dos centímetros para permitir que ventile el vapor de agua y no empape el aislamiento, inutilizándolo. Las fachadas pueden ser pesadas, trasventiladas, ligeras o prefabricadas.

b) Un retablo (palabra que proviene del latín: retro tabula Altaris, es decir, tabla detrás de un Altar) es una obra de arte situada detrás de un altar, que puede estar construida en madera dorada y polícroma, mármol, alabastro o algún metal. Pueden ser escultóricos (sólo escultura) con relieves y bulto redondo, pueden ser pictóricos, sólo pintura o mixtos. En ellas colaboran arquitectos, escultores, estofadores, doradores, carpinteros y entalladores. Constan de un banco o predela cuyos márgenes pueden ser independientes del tema general del retablo y el conjunto se divide en calles verticales y en cuerpos horizontales. El elemento que sobresale se denomina espina o ático y suele estar ocupado por el tema del conjunto de retablos: por ejemplo, Jesucristo crucificado (en la Pasión). Todo el conjunto se protege a veces con una moldura llamada guardapolvos. Algunos ejemplos pueden ser: el de plata del baptisterio de Florencia, del siglo XIII; el de plata, asimismo, formando veintiséis compartimentos con figuras de relieve, del siglo XIV, en la catedral de Gerona; y el de piedra, con numerosos relieves y una estatua en la catedral de Tarragona.

c) Característico de los palacios del renacimiento italiano, el almohadillado es un tipo de acabado exterior de los paramentos de piedra con sillares, que consta de una forma de labrar en relieve la cara vista de la piedra rehundiendo las juntas. Se utiliza especialmente en plantas bajas, donde se acentúa considerablemente su relieve. El almohadillado posee diferentes variantes, entre las cuales se destacan:
• Almohadillado achaflanado o de inglete. El que tiene los ángulos de las piedras chaflanados a 45º presentando la junta una canal hendida en ángulo recto.
• Almohadillado corrido. Decoración de almohadillados que impera en toda la fachada.
• Almohadillado de mayor y menor. El que se presenta en la esquina de un edificio cuyos sillares son alternativamente grandes y chicos.
• Almohadillado diatónico. El combinado con sillares planos y otros en punta de diamante.
• Almohadillado en cuadros. Aquél en que cada piedra presenta en saliente un plano rodeado de un cuarto bocel y un filete.
• Almohadillado en cuadros inversos. El que presenta los planos hundidos limitados por un filete y separados los sillares entre sí por una canal cuadrada.
• Almohadillado de punta de diamantes. Las puntas de diamante pueden tratarse sobre la base de un cuadrado o de un rectángulo. Se da el nombre de diamantes de facetas cuando los chaflanes tienen los dos tercios o menos de la superficie tallada en almohadillado.
• Almohadillado hundido. Es aquél cuyas superficies entrantes están bordeadas siguiendo las junturas de los filetes salientes.
• Almohadillado rústico. La cara vista de los sillares es saliente y parece que está inacabada.
• Etc.

d) NOTA: NOS FUE DE CARÁCTER IMPOSIBLE ENCONTRAR INFORMACIÓN EN ENCICLOPEDIAS ON-LINE SOBRE LO REQUERIDO POR EL PROFESOR. SI FUERA NECESARIO, LO TRATAREMOS DE INVESTIGAR PARA LA PRÓXIMA CLASE EN FUENTES BIBLIOGRÁFICAS.

e) En este extraordinario conjunto urbanístico, Miguel Ángel tuvo la ocasión de demostrar todo su genio plástico escenográfico: los dos palacios laterales (el Capitalino y el de los Conservadores) son ligeramente convergentes para que el ojo del espectador abarque todo el conjunto en una sola mirada, y el pavimento tiene un sugestivo dibujo de rombos irregulares que producen la impresión de que la estatua de Marco Aurelio no está sobre una superficie plana, sino en la cúspide convexa de un casquete esférico.
La arquitectura romana del siglo XVI produjo aún obras más interesantes en las villas de recreo de los pontífices o de los poderosos cardenales, que se complacían en obsequiarse mutuamente en sus casas de campo, llenas de las más preciosas obras de arte de la antigüedad clásica y del Renacimiento. A veces las grandes familias romanas, que durante dos o tres generaciones habían gozado de las rentas de la Curia, no satisfechas con poseer sus villas en las afueras, construían otras residencias menores en el interior de la ciudad, donde la vida era menos ceremoniosa. Así, por ejemplo, los Farnesio, además del gran edificio monumental de que hemos hablado, tenían a unos centenares de metros de aquel colosal palacio un palacete, llamado la Pequeña Farnesina, destinado a un individuo de la familia, y aun adquirieron de los Chigi, de Siena, su famosa villa en el Trastévere, decorada por Rafael y por el Sodoma, que tomó el nombre de la Farnesina. Esta residencia maravillosa, obra del refinadísimo Baltasar Peruzzi, tiene un exterior de gran sencillez de líneas en las que el sol dibuja fuertes trazos de sombra horizontales y su luz resbala sobre las pilastras empotradas que separan las ventanas.
El interior, en cambio, abunda en estancias de una riquísima fantasía como el Salón de las Perspectivas, en el que la decoración pintada sugiere espacios abiertos al exterior y grandes logias con columnas, que no existen. Todo es fantasía producto de sorprendentes ilusiones ópticas. Peruzzi levantó este palacio para Agustín Chigi, un banquero sienes que deseaba construir un nido de amor para su concubina, "la divina Imperia". Este escenario para las fiestas que asombraron a Roma, tan acostumbrada a lo grande, es hoy un caserón vacío, una "obra de arte" que visitan los turistas cumpliendo el penoso deber de la curiosidad.
Los Médicis tenían su palacio en la vía Julia, un edificio comenzado en tiempo de Cosme, el fundador de la dinastía; pero, además, sus sucesores construyeron una villa en Monte Pincio, donde está actualmente instalada la Academia de Francia: la Villa Medici. Por fuera tiene una fachada simple, a la que caracteriza, sin embargo, el tono ocre con que ha sido pintada, entonando admirablemente con el verde oscuro de los pinos y cipreses de los vecinos jardines romanos.
También delante se ha dispuesto una tenaza, para que la plebe participara de la vista espléndida que desde allí se goza; una fuente deja caer su chorro en una taza antigua, debajo de unas encinas hábilmente recortadas. Por detrás, la villa tiene otra fachada más alegre, más campestre, y en el jardín reaparecen los viales de boj recortado, de Florencia, con los que recuerdan los Medici, en Roma, sus villas de la Toscana.
La más deliciosa acaso de todas las villas romanas, en la vertiente del monte Mario, dominando toda Roma y gran parte del Lacio, fue realizada por Rafael hacia 1516 y quedó sin concluir. Hoy lleva el nombre de Villa Madama, de una persona real que la poseyó más tarde. La parte anterior del edificio está hoy muy maltratada. No es posible aventurar nada sobre su disposición y forma, pero en la fachada de Levante, que daba sobre una tenaza del jardín, queda testimonio de la elegancia de los decorados romanos de la escuela de Rafael; la loggia o pórtico está revestido de estucos pintados de incomparable delicadeza y finura. Son los llamados "grutescos" (de gruta) que Rafael aprendió al estudiar detalladamente las decoraciones murales de la Domus Áurea, cuyos restos, entonces descubiertos, se hallaron bajo el nivel del suelo, en subterráneos. La misma planta de la Villa Madama, con su patio circular y sus salas con núcleos y ábsides es un intento de aproximación a la grandiosidad de las termas romanas.

f) El término basílica proviene del latín basílica que a su vez deriva del griego βασιλική, fonéticamente, basiliké, que significa regia o real. Viene a ser una elipsis de la expresión completa βασιλική οἰκία (basiliké oikía) que quiere decir «casa real». Una basílica es un suntuoso edificio público que en Grecia y Roma solía destinarse al tribunal, y que en las ciudades romanas ocupaba un lugar preferente en el foro.Más adelante, los cristianos aprovecharon la forma basilical y, en muchos casos, los propios edificios romanos para utilizarlos como templo y en este sentido se utiliza hoy el concepto, tanto desde el punto de vista arquitectónico, como religioso. Son basílicas todas aquellas iglesias que, por su importancia, por sus circunstancias históricas, o por aspectos de cierta importancia, obtengan ese privilegio papal; es decir, queda a disposición del Papa que una iglesia sea o no basílica. Se clasifican en basílicas mayores y menores. Tiene su origen histórico en el edicto de Milán, tras el cual el Imperio Romano acepta oficialmente la religión cristiana. A partir de ese momento, los cristianos utilizan la tipología arquitectónica basilical para la construcción de los nuevos templos religiosos. La basílica cristiana propiamente dicha en sentido arquitectónico es toda planta rectangular con uno o más ábsides en el testero y con naves a lo largo determinadas por columnas (o pilastras), sobre las cuales se apoyan sus correspondientes arcos o arquitrabes de tipo romano. Las referidas naves (por lo común, tres) finalizan en el ábside. En éste se coloca el altar y en torno a él se disponen los oficiantes. Delante, en el presbiterio, se sitúan los presbíteros, mientras que los fieles ocupan el resto de la nave o las naves. En las iglesias de planta basilical no existe transepto y, por tanto, tampoco crucero. Aunque inicialmente los templos cristianos seguían las pautas constructivas de las basílicas, pronto dieron paso a otras formas, como la planta de cruz latina o la de cruz griega, que se generalizaron (sin que por ello desapareciera la forma basilical).

g) Una pilastra es un pilar o columna adosado o sobre el muro o pared. La pilastra (palabra derivada de pilar) está compuesta de los mismos elementos constructivos que las columnas o pilares, como la basa, el fuste y el capitel, según los diferentes órdenes arquitectónicos. Puede cumplir una función estructural, sosteniendo un techo, tejado, entablamento, moldura o arquitrabe, o meramente decorativa, lo que es más frecuente.. Por eso, en la arquitectura clásica existen pocos ejemplos de pilastras, debido a que los elementos estructurales eran fundamentales para estos edificios y no tanto los decorativos. Con la evolución de la Arquitectura y el mejor conocimiento acerca del empuje de las fuerzas para su sustentación, se va haciendo menos necesario el uso de pilares o columnas, pero como la finalidad decorativa de éstos era aún muy preciada, se va degenerando su posición hasta adosarse al muro o encastrarse, incluso, a la pared. Este punto de inflexión fue dado, en general, en la Arquitectura renacentista, en especial en el Cinquecento y Manierismo y fue usada muy ampliamente en el Barroco, en especial en fachadas y altares. La proliferación de éstas en el Barroco hizo surgir variantes de la simple pilastra como el estípite, pilastra o pilar cuyo tronco o fuste está en forma de tronco invertido de pirámide, especialmente abundantes en el Barroco español.

h) Enjuta (o albanega) es la superficie delimitada por el extradós de un arco y el alfiz que lo enmarca. Por extensión se puede llamar enjutas a las superficies triangulares curvas comprendidas entre el arco y un rectángulo imaginario que lo contenga. También se lo puede definir como cada uno de los espacios triangulares que inscribe el arco en un segmento cuadrado de pared que suele decorarse con medallones o como cada uno de los segmentos esféricos triangulares delimitados por la base de una cúpula y los arcos torales.

i) En arquitectura se denomina podio a un pedestal que construían los antiguos hombres alrededor de los templos. Se ubicaban en los templos en que no se quería o no se podía hacer gradas más que en el frente donde estaba la entrada. Este podio era necesario para precaver el peligro de precipitarse por los intercolumnios las gentes que andaban por el pórtico antes y después de los sacrificios, principalmente algunos cuya área tenía diez o doce gradas de elevación. También se lo puede definir como un pedestal largo en que estriban varias columnas o como una plataforma o tarima sobre la que se coloca a una persona para ponerla en lugar preeminente por alguna razón.*
* Al no poder encontrar la palabra podium en ninguna enciclopedia, optamos por su versión en castellano: podio.

2. Respecto del palacio en la arquitectura de los siglos XV y XVI, se pueden citar dos importantes ejemplos: el Patio, diseñado por Ammannati (1511-1592); es un ejemplo de la arquitectura manierista que existe en Florencia, la decoración de los muros que lo enmarcan sigue un esquema clásico, con columnas de estilo dórico, jónico y corintio que se suceden de abajo a arriba, gracias a las diferencias del almohadillado, cada uno de los tres pisos posee un carácter propio, subrayado principalmente por las cornisas que los separan, y el hecho de que las molduras abarquen también los arcos y las columnas adosadas que flanquean las ventanas provoca un efecto óptico por el que la superficie de la pared parece sobresalir; el Palacio Pitti, construido hacia el 1440 por Brunelleschi, creándose con él el nuevo tipo de palacios renacentistas en Florencia, los cuales serán consecuencia del modelo brunelleschiano; prescinde de la torre defensiva de las casas florentinas medievales y toma de la arquitectura romana el fuerte paramento almohadillado recubriendo con él toda la fachada y traza en la planta baja las ventanas pequeñas y a gran altura, y fue residencia de los grandes duques de Médici primero y de los Lorena después.
En cuanto a los palacios renacentistas, los mecenas juegan, en el siglo XV, un claro papel de financiación y desarrollo de los mismos. Personalidades importantes y familias pudientes, que fueron los mecenas de estos palacios, como los Médici en Florencia, los Sforza en Milán y los Fugger en Alemania, construyeron sus residencias privadas, urbanas y de extramuros así como nuevos centros creados para la vida política y cultura cortesana de las ciudades, aplicando las formas arquitectónicas inspiradas en la Antigüedad. Desde el siglo XV al XVI también construyeron lejos de las ciudades, villas con jardines como nuevo centro de la cultura cortesana en Italia. Es decir, su rol reside en la creación material y en darle el espacio al arquitecto para que lleve a cabo la realización artística de los palacios renacentistas.

3. Filippo Brunelleschi fue el iniciador de la arquitectura de estilo renacentista, teniendo una gran importancia por romper con el estilo precedente: la arquitectura gótica, buscando su inspiración en una interpretación del Arte clásico, que se consideraba el modelo más perfecto de las Bellas Artes. Es conocido principalmente por su trabajo en la cúpula de la catedral de Florencia Il Duomo. Sus inagotables conocimientos matemáticos y su entusiasmo por esta ciencia le facilitaron el camino en la arquitectura, además de conducirlo al descubrimiento de la perspectiva cónica. La cúpula de la Catedral de Florencia o Santa María de las Flores, es su obra más famosa. Esta enorme cúpula no sólo se destaca sobre el conjunto de la iglesia sino que también es un punto de referencia visual en toda la ciudad de Florencia. La catedral de dicha ciudad es gótica y fue realizada por Arnolfo di Cambio, pero estaba sin concluir pues se encontraba sin abovedar el crucero. Por la altura del edificio, la cúpula que cubriera dicho crucero no podía ser totalmente semiesférica por posibles problemas en el sistema de empujes y contrarrestos de fuerzas. La solución que llevó a cabo Brunelleschi fue una superposición de dos bóvedas esquifadas, octogonales, una dentro de otra, que estaban hechas de ladrillo, divididas en tramos a modo de gajos. Esta innovación permitía un reparto de esfuerzos, además de conseguir la sensación de ligereza. La distancia entre ambas cúpulas se mantiene siempre constante. Por su casquete alargado recuerda al gótico. Está construida sobre un tambor poligonal de madera, que más adelante se recubrió con mármoles, en el cual se abrieron ventanas circulares, que proporcionan iluminación cenital al interior del crucero. Es la primera vez que la estructura bien definida de una cúpula ofrece el mismo aspecto en el interior que en el exterior. Su importancia recae en que logró algo que era muy difícil: hacer una cúpula de increíble magnitud más allá de las dificultades estructurales que se presentaron, además de hacerlo de modo tal que tuviera el mismo aspecto tanto en su parte exterior como en la interior.

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